Colores Abril 2011

Colores Abril 2011
Foto: Tom Fisher

martes, 5 de abril de 2011

Bonarda: nueva cepa argentina?

Un poco de historia…


Se supone que fue introducida por inmigrantes italianos a fines del siglo XIX y llegó acompañada de la barbera, dolcetto, nebbiolo, grignolino, sangiovesse, buonamico, raboso veronés, tocai friulano, trebbiano, moscato bianco y prosecco. El origen de estas variedades nos remite al Piemonte, Friuli y Toscana donde se habían cultivado desde tiempos inmemoriales llevando denominaciones locales. Allí, una misma variedad podía tener diferentes nombres y distintas variedades eran denominadas de la misma manera. El nombre Bonarda se usaba para uvas tan distintas como croatina, nebbiolo o dolcetto. Muchas veces los viñedos no eran puros sino que estaban compuestos por varios cepajes. La Bonarda se aclimató perfectamente en Cuyo siendo cultivada cada vez más. Tradicionalmente en ésta región se la conocía como barbera, barbera Bonarda o Bonarda. En los años ‘60 el ingeniero Alberto Alcalde del INTA determinó que no tenía nada que ver con la verdadera barbera que también se cultivaba en la Argentina.
Por sus características tampoco se asemejaba a las Bonardas que aparecían en los libros italianos. En la época del 70 se determinó que correspondía a una antigua variedad francesa, la corbeau noir. Su nombre es una remembranza del cuervo, tal vez por el intenso negro de sus uvas.
Estas opiniones nos hacen pensar que la denominación barbera bonarda que trajeron los inmigrantes no era equivocada. Las referencias de antiguas bibliografías sobre charbono dicen de racimos compactos de granos redondos, la predilección de los viñateros por su cultivo, un prolongado período de madurez, la necesidad de lugares cálidos y la calidad poco destacada de sus vinos...
Su denominación ha sido motivo de confusión entre cepajes cultivados en el Piedemonte Italiano. Aquí, existe una variedad llamada Bonarda Piemontese o Bonarda d’ Astigniano. Así, la B. Piemontese sería la única y verdadera Bonarda.
Sin embargo, en Argentina la variedad llamada Bonarda o muchas veces Barbera Bonarda, no es la verdadera, sino que corresponde a una variedad francesa, llamada Corbeau francesa (mejor conocida como Douce noir).
Para el ingeniero Alcalde, sería prudente aceptar para nuestra Bonarda, la correcta denominación de Corbeau.
Bonarda y Tempranillo, en superficies semejantes, son las tintas de vinificadas más importantes después del Malbec en Mendoza.
Hasta no hace mucho, la variedad bonarda era sólo usada para mejorar y equilibrar los vinos de corte. Hasta que comenzó a cultivarse y elaborarse pensando en vinos varietales, el pionero en elaborar vinos Premium y Super Premium de Bonarda fue el enólogo de Bodegas Nieto Senetiner, Roberto Gonzales que apostó a ella, que creyó en su potencial y hoy nos deleita con su Bonarda Edición Limitada.
Cada vez hay mas enólogos que descubrieron las bondades de esta cepa,entre ellos están Pablo Y Hector Durigutti (discípulos de Alberto Antonini), y Matias Michelini con su proyecto personal MALBON.
Un buen bonarda se caracteriza a la vista por sus colores rojo rubí intenso con destellos violetas, pudiendo variar a los púrpuras. En nariz es intenso y se pueden encontrar aromas a frutos rojos-negros, o frutos del bosque bien maduros, como frutillas, moras, cassis y cerezas. Suele tener un fondo especiado. Si tiene madera se le suman aromas a vainilla y tabaco y humo. En boca su ataque es agradable y dulce, de buena intensidad. Una de las características más importantes se ve expresada en la suavidad de los taninos bien maduros y amalgamados con la fruta.
La variedad bonarda acompaña tan bien al malbec que se dice que es un corte típicamente argentino, ya que se usa desde hace tiempo con mucho éxito. El syrah-bonarda es otra de las opciones que alcanza muy buen equilibrio. En blend o solo, con madera o jóvenes y frutados, bonarda se esta convirtiendo en un clásico.
En la Argentina no es una variedad del todo aceptada, aunque en el mercado ya es bien vista. En países como Inglaterra ha tenido muy buena aceptación y ya es considerada como otra variedad Argentina. En Brasil la asocian a grandes vinos y en los Estados Unidos es muy apreciada, siendo conocida como Charbono (nombre con el que se conoce a la courbeau-noir en el piemonte).
Sabremos que estamos frente a una cepa de Bonarda cuando se trate de racimos compactos y de granos pequeños, ovales de color púrpura profundo, rodeados de hojas redondas. Al no tener gran cantidad de taninos, su evolución en el tiempo es relativamente corta y no soporta gran envejecimiento y paso excesivo por madera.
Si la enología argentina continúa trabajando bien a la Bonarda, dándole los cuidados que ésta cepa merece, en corto plazo estaremos hablando, junto a la Malbec y al Torrontés, de nuestra nueva cepa insignia.

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