Colores Abril 2011

Colores Abril 2011
Foto: Tom Fisher

lunes, 4 de abril de 2011

La excelencia textil tiene manos de mujer

Inundado de blanco se encuentra el valle, hermosa postal a 360º, en un día de nieve a pleno, la que en un continuo y apacible viaje colma el espacio de total silencio. Un paisaje, un momento, ideal para buscar a la musa inspiradora y poner manos a la obra. Así Elisabet prepara su guarida para adentrarse, como aquella Alicia, a su mundo de maravillas.
Entre ella y el tejido hay una relación muy estrecha, la describe como un díalogo, una relación viva. Le apasiona y según sus propias palabras “tomo un textil con mis manos y puedo hablar horas de eso. Algunas cosas las aprendí leyendo, asistiendo a talleres de arte textil … otras las voy deduciendo. Bueno, me acompaña una larga experiencia en producción y docencia. Tengo una necesidad muy fuerte de comprender el textil y cada vez saber mas sobre él, es mi sed y mi agua”.
Elisabet Quallio, oriunda de la ciudad costeña de San Nicolás en la provincia de Buenos Aires, comenzó su formación artística en la Escuela Provincial de artes visuales, en la ciudad de Rosario y luego en la capital nacional, incursionando en escultura, pintura y dibujo en talleres de artistas plásticos de la capital. Si bien crear la complacía no lograba encontrar su lenguaje expresivo. Pero como todas las cosas que llegan a nuestras vidas en el momento preciso, así se le presentó el mundo de las urdimbres, el que la inquietó y la deslumbró.
Empezó en un pequeño taller donde se enseñaba telar, luego vinieron algunos viajes por Sudamérica, la asistencia a talleres de artistas textiles, de diseño por ligamentos, de capacitaciones en la industria textil, todas estas experiencias se entretejieron y consolidaron este camino que ya lleva por más de 27 años.
Sus mentores fueron artista de renombre internacional, cuenta que en un primer momento cuando ella, siendo amateur en la actividad, una amiga le insistía a mostrar su trabajo a una importante artista textil que vivía cerca de su casa “un día fui con los trabajos que tenía para mostrarle y me capturó, allí descubrí las proyecciones que tiene el lenguaje textil, al mismo tiempo que necesitaba una formación mas regional mas personal también. Y a partir de allí comenzaron los viajes a los Andes”.
Amante de la cultura andina precolombina, a llenado sus días buscando, investigando, descubriendo como o de que manera podrían haber logrado las distintas piezas aquellas artistas ancestrales. Sobre una técnica en particular es que dedicó años de estudio e investigación, ella afirma que “había una técnica precolombina que me llamaba mucho la atención y que me encantaba, se llama de urdimbres discontinuas, se encontraron telas tejidas con ese sistema pero nunca hasta hoy, se halló un telar con un tejido en proceso de ejecución, había un par de hipótesis acerca de como podía estar hecha, pero todas especulaciones, no se sabía como se tejían. Me llevó mucho tiempo encontrar una forma de realizarla. Probé de una y mil maneras, era una obsesión para mi ver como se hacía esa técnica, hasta que después de mucho tiempo de trabajo encontré una manera que me parecía posible. Tejí una obra y fue premiada. Coincidió, que ese mismo año la investigadora en textiles Ann Rowe, propuso como hipótesis de manufactura de esa técnica un procedimiento idéntico a mi propuesta” comenta Elisabet.
El resultado al que llegaron ambas investigadoras llevó a que la revista Textile Forum, editada por el ETN, Órgano de difusión de la Comunidad Textil Europea, publicara en su edición de abril de 1998 tal concordancia y destacara el trabajo que realizara Elizabet el cual también obtuvo el 1º premio adquisición en XII Bienal Nacional de Arte Textil en Argentina.
En la actualidad se desempeña como docente dentro del proyecto Yagaia, propuesta articulada entre la Subsecretaría de Cultura provincial y la Fundación Cultivar, y coordinando el taller de textiles en el Centro Comunitario barrio Kaupen. Además, en su propio taller continúa su labor de exploración textil y producción.
“Respecto a lo creativo, fui transitando distintos caminos, actualmente volví a la tela como síntesis formal, tanto como para confeccionar una prenda, pero también la tela como textura sensible, en una pared.
Lo que hoy estoy explorando son dos tipos de tejidos americanos, una muy antigua, la gasa precolombina de la cultura Chancay; translucencias tejidas con muy poca materia prima. Esto también tiene mucha actualidad, cada vez más vamos en búsqueda de objetos mas liviano, etéreo, ahora el concepto es la sensibilidad, la trasmisión de la emoción y del concepto son más importantes que la materialidad. En la época de la cultura Chancay –costa norte del Perú- con hilos mas finitos y retorcidos que nuestros hilos de coser, creaban estas membranas translucidas, hay todo un juego en el diseño, hay una búsqueda lúdica. Este tipo de tejidos es una de las dos líneas de mi trabajo en la actualidad. Y la otra, es el tejido de Barracán. Este es considerado el diseño criollo argentino. Se origina en los obrajes jesuíticos durante la conquista y fue producido en telares Españoles, por eso para mi es emblemático, porque la cosmovisión andina está plasmada en el barracán, logró burlar la censura de la iglesia y fusionarse a los encargos de tejido. Cuanto más profundizo en la técnica, más me convenzo cuan profundo es.
También es asombroso desde una lectura matemática, es un diseño construido con simetrías dentro de otras simetrías. Ese es el pensamiento americano, para las culturas andinas todo tiene su opuesto, no hay nada en la naturaleza que no tenga su complemento, entonces el tema del par o sea día-noche, blanco-negro, yin-yang en la cultura oriental, es una unidad, y a partir de esa unidad surgen un montón de cosas, y en el barracán a partir de un par de líneas de colores opuestos, blanco y negro se repiten con secuencias de giros y translaciones generando dibujos simétricos que se agrupan en simetrías de mayor orden. El barracán tiene origen en la zona de Salta, Jujuy y norte de Santiago del Estero, pero sobretodo en Salta.
Para mi fue un descubrimiento que una tela de origen mestizo, esté tan impregnada de la cosmovisión andina. A estos dos textiles me estoy dedicándo y creando juegos entre las dos, combinando gasas con barracanes”.
Así desde la propia necesidad de saber y comprender lo que fue la máxima manifestación del pensamiento, de la manera y el significado de vivir de los pueblos originarios de América, es que Elisabet expresa desde su arte una inmensa satisfacción al impregnarse continua y cotidianamente con las que sin duda ya son sus raíces, ya sea por transmisión del genoma o porque su pasión inundó sus entrañas para habitarla por siempre.

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